El sangrado en diseño gráfico es un área adicional que se extiende más allá de los límites finales del diseño, generalmente entre 3 y 5 mm. Este espacio extra asegura que, al recortar el material impreso, no queden bordes blancos no deseados en los extremos del diseño. Es una técnica crucial para obtener resultados profesionales en proyectos como tarjetas de presentación, folletos, carteles o cualquier material impreso.